24 de abril de 2013

Promoción de la Salud: Educación VS. Coerción


Escribe: Md. Gustavo Silva Paredes

Las diez leyes más polémicas de la Democracia
Hace unos días leí un artículo, “Educación versus coerción. Una apuesta decidida por la educación para la salud[1].  Luego de leerlo reiteradas veces, su aplicación en la practica me generó varias preguntas: ¿Cuál es el factor determinante en los gestores para elegir una u otra estrategia? ¿Es el tiempo el factor más importante a la hora de elegir una u otra estrategia? ¿O depende del tipo de problema de salud a tratar? y ¿Se deben de aplicar siempre ambas estrategias?...

En el artículo  los autores reflexionan sobre 2 estrategias de Promoción de la Salud para lograr comportamientos saludables: 1) la educación: logro de capacidades para desarrollar el propio potencial personal y responder de forma positiva a los retos del ambiente y 2) la coerción: presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta.

Mencionan que la educación para la salud ha evolucionado incorporando diferentes técnicas, herramientas y teorías que le han permitido pasar de la pedagogía tradicional, más coercitiva, a una pedagogía más activa y participativa, con el objetivo de generar comportamientos saludables, específicos y estables. Se destaca que la educación para salud trabaja todos los factores relacionados (Fig1), a través de procesos complejos y cambiantes en el tiempo, ofreciendo resultados a largo plazo y con el inconveniente de presentar dificultades metodológicas que permitan su adecuada evaluación.


 Figura 1. Factores relacionados con las capacidades y los comportamientos en salud.


Los procesos de coerción por su parte basan su estrategia en presionar directamente con estímulos, multas, prohibiciones, etc., con el objetivo de ganar más salud, presentan la dificulta de no poder abarcar todos los comportamientos de salud, como por ejemplo: obligar a realizar ejercicio; y estos procesos necesitan de un permanente estímulo y generalmente no aportan capacitación, desarrollo individual ni social.

También mencionan que si bien el binomio educación - coerción genera debates sobre los derechos individuales y colectivos, sobre la ética y la salud; se plantea que las políticas en salud mantengan los principios bioéticos, equilibren los derechos individuales y el bien común, y tiendan a favorecer políticas coercitivo-educativas que faciliten a las personas las opciones más saludables.

Concluyen que frente a la coerción (“poder sobre”) se prefiere planteamientos educativos (“poder con”) por ser una opción de empoderamiento, que genera personas y sociedades activas, permitiéndoles adquirir más información y control sobre las decisiones que afecten su salud, generando así un capital social. Por ende para ganar más salud desde la promoción de la salud se requiere mayor inversión en educación que en coerción.

Frente a esta postura el Informe sobre “Promoción de la Salud: El logro de la salud para todos”[2], elaborado en el año 2010 por la Dirección de Salud de Noruega, en su capítulo 5 “Política Nacional de Salud Pública” hace referencia a dos estrategias de las medidas universales (orientadas a la población), la estrategia estructural (semejante a las medidas coercitivas) y las estrategias pedagógicas (semejantes a las medidas educativas).  En el informe se observa la preferencia a  combinar las dos estrategias, debido a que la adopción de estrategias pedagógicas depende en gran parte de las estrategias estructurales y viceversa. Basándose en que el comportamiento en salud no es una responsabilidad única de las personas, las personas toman las decisiones de acuerdo con las estructuras.

En el informe las estrategias estructurales hacen referencia al ambiente físico, social, a las políticas de precios e impuestos, límites de edad, etc., los cuales permiten reducir el riesgo y facilitan opciones saludables, destacando también su importancia por reducir las desigualdades sociales en salud.

Las estrategias pedagógicas tienen por objetivo la influencia en actitudes, conocimientos y comportamientos mediante la información y la persuasión, su grupo objetivo puede ser toda la población o subgrupos en la población, no reducen el riesgo pero sí permiten a las personas manejarlo.

Uno de los ejemplos donde combinan ambas estrategias es el de la obesidad, si sólo se abordara con estrategias pedagógicas, sin brindar a la población la facilidad para acceder a los alimentos más sanos, realizar actividad física, etc. no se lograría disminuir la obesidad en la población. Sin embargo en ciertos problemas de salud destacan los logros  poblacionales obtenidos a través de estrategias estructurales, por ejemplo, la reducción  del consumo de tabaco y el alcohol.

Al culminar la lectura de los dos textos, coincido en que en la mayoría de problemas de salud pública, el abordaje de la promoción de salud tiene que darse sobre la base de medidas estructurales, que faciliten poner en práctica las estrategias pedagógicas. Así también considero que en determinados problemas de salud se debe de preferir medidas estructurales, por la evidencia de logros que se consiguen a través de ellas, por el “tiempo” en que se dan sus resultados, y si bien en un inicio no crean capital social, cuando la sociedad haga propia la medida estructural, cómo el no fumar en centros públicos cerrados, o el llevar puesto el cinturón de seguridad a  través del apoyo de medidas pedagógicas se subsanaría ese déficit inicial.
Y cómo menciona J.R. Repullo[3], un aspecto que desde el punto de vista económico apoya el comentario anterior, es como las políticas tutelares asimétricas, basadas en los “bienes tutelares” que por naturaleza son individuales, pero que por las externalidades que pueda producir las decisiones individuales, son los poderes públicos los que modulan el consumo de estos bienes y servicios.

Con la lectura de los tres textos se puede afirmar que las medidas estructurales se fundamentan en el paternalismo de los poderes públicos y de la sociedad, frente a las decisiones individuales cuyas externalidades afecten al individuo y a la sociedad. Las medidas pedagógicas si bien contribuyen a la generar cambios individuales y sociales, necesita muchas veces estar sustentada en medidas estructurales. Por lo que ambas medidas se complementarían.
  

Referencias Bibliográficas




[1] Pérez Jarauta MJ, Echauri Ozcoidi M. Educación versus coerción. Una apuesta decidida por la educación para la salud. Gac Sanit. 2013 Jan-Feb;27(1):72-4.

[2] Director General Bjørn-Inge Larsen. Health Promotion- achieving good health for all. [Internet]. Norwegian: Director of Division, Public Health, Knut – Inge Klepp; 2010 [cited 2013 Mar 20];Available from: http://www.helsedirektoratet.no/english/publications/health-promotion--achieving-good-health-for-all-/Sider/default.aspx

[3] Repullo Labrador José Ramón. Políticas tutelares asimétricas: conciliando preferencias individuales y sociales en salud pública. Gac Sanit  [revista en la Internet]. 2009  Ago [citado  2013  Mar  31] ;  23(4): 342-347. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0213-91112009000400017&lng=es

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